viernes

Conclusiones largas #4

Una clase con tintes filosóficos puede poner en duda algunas cosas que parecían estar clarísimas, sí.


Profesor: Para qué querés el título? tomá. Acá te lo doy, acá tenés el papelito bendito. Y ahora que ya lo tenés, qué vas a hacer con eso?

Psicoanálisis

Se quedó mirándome como si yo tuviera algo más para decir; yo no quería decir nada más, no tenía nada más para decir. En realidad no quería decir nada desde que me había sentado ahí.
Por eso llegaste tarde, me dijo, y sí. Por eso. Porque decidí caminar más lento de lo normal y dejar pasar ese colectivo lleno de gente apretada, porque quizás sí, tenés razón, quería llegar tarde porque no quiero hablar. Quería acortar el tiempo. Darte y darme menos tiempo.
Él me dice poco y me mira mucho, no sé qué le habrá pasado, quizás algo con la mujer. Aunque ni siquiera se si está casado. Tiene unas marcas en la nariz como de antiparras y mientras los dos estamos en silencio, él en ese silencio como diciéndome "dale hablá" y yo en un silencio que no pienso ceder, me lo imagino nadando en la pileta de algún club o gimnasio.
Es que, no quiero hablar.

lunes

Conclusiones largas #3



Todo se acomoda de a poquito.

martes

Verborragia

"Siento que me estoy olvidando algo", dijiste mientras bajábamos esa escalera, blanca, pulcra. Cuántas veces me habré agarrado los dedos con esa puerta , pensé, cuando la abriste y me invitaste a pasar. Habíamos estado hablando casi dos horas de tu vida, de la mía, de mi boca y mi nariz. Vos estabas enojadísimo porque la arcilla roja no te dejaba dibujar los violonchelos de Man Ray en la espalda de la mujer, yo, porque todo me remitía a bocas, la tuya, la mía. Yo había llegado tarde, después de un viaje en subte acalorado, vos estabas enojado porque a tu sobrina le habían dejado un papelito bajo la puerta amenazándola. Yo tomaba café con leche, vos comías el leikaj de Diana.
Después esa bajada por la escalera blanca y pulcra, tu pregunta cordial para qué lado vas? y una no coincidencia de barrios. Depronto me encontré sola, caminando por la avenida sucia y pegajosa otra vez.

No hacen falta cartas documento

No hace falta escribirlo en ningún lado. No hacen falta señales de humo, pancartas decorando la ciudad, ni panfletos repartidos en una vereda cualquiera.
Esa voz que lo repite ya nos tiene hartos.

¿Y de qué sirve saber qué está bien y qué está mal? Si al final nos dejamos llevar por las emociones y los deseos y se va toda la racionalidad al carajo, ¿eh?

¿No podés explicarlo?
Juan tampoco puede. Y se lamenta. Sabe que comprar una tortuga no sirve de nada, ¡Es que le hace tanta falta una compañera!
Pasa todos los días por la vidriera de la veterinaria, cuando vuelve de trabajar, y la ve ahí, en su pecera. Está tentado. Ladren lo que ladren los demás.
Y mañana es el día: ya lavó la lechuga mantecosa que compró para recibirla.

Una pregunta: ¿Las tortugas comen lechuga morada o mantecosa?

lunes

Piedritas párpados

Decidió terminar con todo eso que lo martirizaba, que le taladraba el cerebro.
Afuera, el día no estaba mal y subir la persiana fue una primera buena decisión; porque había escuchado por ahí que la vida era eso, el tiempo de las decisiones; que siempre estamos decidiendo, descartando, tomando uno o otro camino para las cosas; cuántas cucharitas de azúcar querés en el café?. Se preguntó si sus decisiones habrían de cambiar la situación final, subir o no subir la persiana era casi como subir o no subir los párpados, mirar o no mirar, despertarse o seguir durmiendo toda la mañana. Pero llegó rápidamente a la conclusión. No. Subir la persiana, ese domingo con poco sol, con toda la gente en la calle, sacar la cabeza y respirar, eso no podía cambiar nada. Nada de lo que viniera después.
Se equivocó. Y ese tipo que ni siquiera sabe quién fue que le dijo que la vida era sólo un tiempo de decisiones, tenía mucha razón. Pero eso lo entendió después.

Una vez subida la persiana y café en mano, se sentó a leer de frente hacia la ventana y de espaldas a la puerta.
Encontró algo interesante ese libro que se había negado a leer durante mucho tiempo, cuando de repente escuchó un ruido seco y corto contra su ventana. Lo dejó pasar.
Cuando el ruido sonó dos veces más, miró por la ventana y vio en el edificio de enfrente un chico. No debía tener más de once años, pensó. Siguió leyendo y el ruidito volvió a sonar contra su vidrio. Entendió entonces, que el juego consistía en eso. No mirar al chico, que en ese momento juntaba unas piedritas y se las tiraba a la ventana para llamar su atención.
Primero trató de ignorarlo. Pero eso no generó nada en el rubiecito de enfrente que ya empezaba a irritarlo, incluso fue peor. Cuando volvió a mirar, con el segundo café en mano, vio junto al chico de las piedritas, dos más que reían con él y lo acompañaban en el juego. Cuando los miró fijo, se escondieron. Minutos después, su ventana sonaba como si granizara.
Para qué habré subido la persiana, se preguntó con irritación.
Buscó alguna otra excusa, el sol en los ojos, que no se cayera el gato por la ventana, que no entre humedad, frío o calor y bajó la persiana. Bajó los párpados, no miró y durmió toda la mañana.

domingo

Conclusiones largas #2

Hay un momento, inesperado y medio inexplicable, en el cual se te prende la lucecita. Así. De la nada. De repente. Te estás lavando los dientes o estás estirando el brazo para parar el colectivo que si no para, llegás tardísimo; estás esperando que no te hierva el agua o terminando de tragar para hablar y te das cuenta ahí, te agarra como cachetada de frío cuando salís del subte: todo ese tiempo que pasó, tiene un denominador común y todo ese tiempo fue eso, ese denominador. Se ocupó de opacar todo lo demás; te dejó sin temas de conversación y sin darte cuenta, hiciste todo en función de él.
Meses para aprobar, meses para terminar una etapa, meses para irte de viaje, meses teñidos de un color. Meses esperando algo, meses esperando que no se termine. Pero siempre meses y un subtítulo. Nunca meses sólo, nunca un tiempo sin ese denominador imposible de sacarse como chicle pegado al pelo.

Conclusiones largas #1

A veces siento que alguien tiene la respuesta, Y NO ME LA QUIERE CONTAR.


(Yeah, inaguramos sección)

El libro de mi vida

Ya se que todos esperamos.
Todo el tiempo esperamos.
Pero siento que yo soy Mrs. Espera. Si tuviera que escribir el libro de mi vida, se llamaría Siempre Esperando.

Sala de espera. Un cuadro horrible, flores amarillas de plástico, música funcional de sala de espera, y muchas revistas viejas (muy viejas). Me impacientan las salas de espera y me ponen muy ansiosa. Si, soy muy ansiosa. Prefiero quedarme afuera, salir a caminar o esperar(te) en el barcito de la esquina.
La sala de espera solo me recuerda que estoy esperando. Horrible: estoy pendiente de ver si algún vivo me saca el lugar, o cosas así de boludas. Y además hay un reloj enorme en la pared, que me recuerda hace cuántos minutos que estoy esperando y que laputamadrepodríaestarhaciendotantasotrascosasahora. Pero no puedo hacer otras cosas, porque ahora estoy esperando.
Se que cuando llegue lo que hoy espero, ya voy a estar esperando lo que sigue. Una cinta de Moebius sin fin, digamos.



A ver cuándo se les ocurre decir mi nombre, así puedo pasar... ¿Adónde?

Acá

Lucas lo siente. Se da cuenta. Lo siente acá, justo acá. No es que él sea tan perceptivo, es que la sensación está. Si tan solo te pudieras poner en sus zapatos...

Acá, acá justo acá. Hace fuercita, es como si alguien tocara un timbre todo el tiempo, o incluso como si alguien lo llamara a comer todo el día. Lucaaaaas, ya saqué la tarta del horno, a comeeeeer o Lucaaaaas, a comeeeeer, como en un loop sin fin.

No es que se tildó la imagen justo en ese momento: acá, acá es una presión que siente, justo acá.

miércoles

Mascotas y otros

Investigaciones aseguran que a la hora de comprar una mascota, muchas son las premisas del inconciente colectivo que aparecen en la conversación entre padres e hijos.
Una cena, un viaje en auto o una reunión familiar en cualquier living, son los espacios geográficos donde ambas partes de la familia exponen pros y contras de las posibles criaturas a domesticar.

Los peces no hacen ruido y necesitan poca atención.
Los gatos son inteligentes e independientes.
Los perros son el mejor amigo del hombre, hacen caso y son buena compañía.
La araña no ocupa lugar y espanta ladrones.
El conejo es suavecito, cuando te cansás lo hacés bufanda.
La tortuga sólo come lechuga, desaparece en invierno y no hace ningún ruido.
El pajarito canta, te despierta a la mañana.
La piedra pintada no come, no hace ruido, no hace nada.

El estudio realizado por Chicas Largas Censos & Co, indica que en el 80 % de los hogares que tienen mascota, se siguen las demandas de los hijos y que los padres, no simpatizan mucho con el animal en cuestión, cualquiera sea el elegido.
El 20 % de las familias restantes que tienen mascota, terminan haciendo de ella un animal disecado, una cartera, un par de zapatos o un cinturón y contándoles a los hijos menores la ya conocida historia de "No Fede, Corchi no murió, se fue al campo." " Ay mamá! qué linda cartera, es nueva?".

Atención: las premisas encontradas en nuestro estudio, tienen sus excepciones. Fuentes aseguran que los gatos por ejemplo, pueden salirse de su condición de independientes y volverse súmamente cariñosos, ronronear cual motor y no dejarte dormir. Así también, pueden decidir no hacer sus necesidades en su caja, y el amo, pisar descalzo la cuestión cuando al apagar la luz, no mira el piso.



domingo

Fotograma

En general el ahora de la situación es la verdad máxima. Che y cómo van las cosas? Nos obliga a pensar que lo que sucede hoy es el reflejo del todo.
Corrámosnos un poquito, nomás unos metros de ahí, tan sólo para vernos a nosotros mismos mirar. Resulta que si miramos bien, fijamos el ojo por un par de segundos en esta escena surrealista de nosotros mismos mirándonos mirar (y si nos quedamos bien quietos), parece una foto. Y lo más interesante de todo es que es una foto. Una- sóla-foto.

Mejor dicho, es la última foto de un fotograma que se viene ordenando en forma cronológica y que no hace otra cosa que retratar la historia que a veces, se filtra entre otros pensamientos y se va erosionando.
Pero no vayamos a pensar que se trata de un fotograma ya determinado. Según cada individuo dueño de tal línea de fotos, se puede tratar de cuadras y cuadras de fotos interminables ( y hasta algunas repetidas) o sólo un par de metros con muy pocas imágenes.
Puede también, estar llena de fotitos chiquitas con miles de detallitos que fueron insignificantes, ahora alguien los vuelve a mirar y se le llena la cabeza de imágenes que habían quedado opacadas por el ahora que impregna todo con su modernidad indiscutible.
Ésta es del día que fuimos a comprar los pasajes; ésta - ay! me había olvidado de esto, piensa.- es de cuando nos fuimos a la Costa; ésta es el día que vino a mi casa y no se fue hasta 4 días después; ésta es de cuando nos dimos cuenta qué parecidos que éramos; ésta es de ese día. Y así, fotos, fotos y fotos.

Ahora ese ahora no parece tan determinante como solía ser.
Se puede respirar cada tanto y pensar en ese fotograma. Darse cuenta que el ahora quizás ya no es ese ultimatum que borraba todo lo demás, es la última foto de un fotograma.

jueves

Exposición

Es terrible enterarse algo de alguien por la exposición de los medios.
Sabemos muchísimas cosas de casi infinitas personas y de repente, te cruzás con alguien y te das cuenta que tiene que ver con un famoso.
Sabés cosas del famoso en cuestión, que hasta por ahí no tenías conciencia que las sabías o por lo menos no las tenías presentes. Y hasta te enterás que otros saben mucho de ese famoso, que jamás podría haber salido como tema de conversación, pero por esta situación especial, es el centro de la mesa. Me pasás la sal? Pero él no es el que salió diciendo que..

Y ahora, cada vez que veas a esa persona, lo primero que se te va a venir a la cabeza son los datos que internet y sus facilidades, comprobaron. Hasta fotos viste. ES TERRIBLE. Quién es uno para andar con información que no tendría por qué saber.


A ver quién resiste cualquier tipo de investigación.



sábado

Dos de mayo

Es muy loco: para mi un día es re importante, y para otro no significa nada. Por ahí el otro ni registra... Claro, uno lee su fecha de cumpleaños y automáticamente lo relaciona en su cabeza.

Pero en realidad... chicos, es un día re normal, solo que recibimos llamados, mails y sms alegando felicidades. Es una excusa para ver quién te tiene en cuenta, o a quién considerabas amigo pero en realidad... mmmm think it twice.


Bueno hay que entenderlo: nuestro cumpleaños es un día más del calendario.
No hice mucho barullo, pasó sin pena ni gloria. Mi cumpleaños.

viernes

Descubrimiento

La Guía T de Bolsillo, además de ser como todos ya sabemos la guía de transportes y una manera abreviada y simpática de decirte 'guíate' y dejá de molestar a los otros peatones que caminan por la calle y no quieren ayudarte a llegar a destino, esconde otros truquitos.


Está básicamente, llena de dibujos de bolsillos por todos lados. Así, la mismísima tapa si se obsverva con detenimiento, es un bolsillo donde la guía está colocada.
Las líneas de colectivos están dentro de un dibujito formado por 5 líneas que se asemeja a un bolsillo también. Y ni hablemos de los espacios del lado izquierdo, donde están detalladas las líneas de colectivos que te llevan a cierto espacio del mapa, por ejemplo A 1.





Se ve el botón dorado del bolsillo, el pespunte y la guía asomando.

Agradecemos a 'el kolo' por la información prestada.