"Siento que me estoy olvidando algo", dijiste mientras bajábamos esa escalera, blanca, pulcra. Cuántas veces me habré agarrado los dedos con esa puerta , pensé, cuando la abriste y me invitaste a pasar. Habíamos estado hablando casi dos horas de tu vida, de la mía, de mi boca y mi nariz. Vos estabas enojadísimo porque la arcilla roja no te dejaba dibujar los violonchelos de Man Ray en la espalda de la mujer, yo, porque todo me remitía a bocas, la tuya, la mía. Yo había llegado tarde, después de un viaje en subte acalorado, vos estabas enojado porque a tu sobrina le habían dejado un papelito bajo la puerta amenazándola. Yo tomaba café con leche, vos comías el leikaj de Diana.
Después esa bajada por la escalera blanca y pulcra, tu pregunta cordial para qué lado vas? y una no coincidencia de barrios. Depronto me encontré sola, caminando por la avenida sucia y pegajosa otra vez.
martes
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Así subimos y bajamos y vemos lo que pasa.
Bonito.
Esos desencuentros, qué feeeeeeos... Y la maldita ilusión siempre juega una mala pasada.
Un beso!
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