jueves

La Culpa

"Te vas a terminar haciendo peronista" me decías con esa carita de pícaro. Yo seguí caminando, me reí y cuando me di vuelta, me mirabas con ansias, como queriendo algo. Después subí la escalera salticando, feliz. Ahora a la distancia, esa felicidad me resulta poco creíble, hasta me cuesta creer. En ese momento, era real felicidad, satisfacción.
Después me desperté con mi gata lamiéndome los pies y traté de borrar el sueño de mi cabeza, no pude.

Las mentiras piadosas inflan mucho los globos

Fue con un fin bueno, no somos mucho de mentir, pero esta vez ERA NECESARIO. Sino, como ibamos a hacer?

La cuestión es que se lo recontra creyó y a medida que pasaba el tiempo se lo creía más y más y más. La mentira nos salía cada vez mejor, era siempre un poco más creíble, y había más cómplices involucrados. Lo peor es que empezó muy sutilmente, pero la mentira fue creciendo, creciendo, creciendo, hasta casi explotar (como la propaganda del telemarketer) .



Cada vez que lo hablabamos nos íbamos sintiendo peor y AY! que feo que es mentirle a alguien sabiendo que se lo está creyendo TANTO TANTO TANTO.



Maru, en serio perdón, pero no podés decir que no nos salió bien!

Memoria

En un cubículo blanco y caluroso de un lugar de depilación.

Depiladora: Y negri, te vas de vacaciones?
Clienta: Si, me voy con mis amigas a la playa.
Depiladora: Ay! qué lindo a dónde te vas?
Clienta: A un camping en Mar Azul unos días
Depiladora: A Mar Azul? y eso?
Clienta: Es cerca de Gesell, es re lindo, re tranqui, muy buena onda, poca gente.
Depiladora: Mirá vos que bueno

Semanas después en el mismo cubículo la depiladora atiende a la misma clienta.

Depiladora: Qué te vas a hacer ?
Clienta: Axilas
Depiladora: Ay! estoy re contenta
Clienta: Por?
Depiladora: Porque me voy de vacaciones a la playa
Clienta: Qué bueno! a dónde?
Depiladora: A un lugar que me contaron que es hermoso, con un camping re tranquilo, cerca de Gesell que se llama Mar Azul.

Sí. La depiladora jamás recordó cuál de sus clientas le había dado el dato del camping en la playa.

Moraleja: no habría que registrar las ideas ? ®

Es un arma de destrucción masiva

Nos encontrabamos en un lugar pacífico y muy onda relax. Ya había logrado olvidarme de todo lo malo que tiene la ciudad y hasta me estaba acostumbrando a convivir con seres vivos distintos a mi (leáse caballos, lagartijas y tábanos). Lo que más me gustaba era que el celular me había dejado tranquila. Ya podía imaginarme viviendo sin él, sin tanta dependencia.
Salí al balcón junto a él y un par más de cosas en las manos. Ya había elaborado todo mi plan la noche anterior, pero no le conté nada a mi compañera de viaje, podía tomarme de demente. Simulando ser muy torpe y atolondrada, dejé caer el aparato desde el primer piso. Sisi, de verdad: lo tiré. El celular cayó, rebotó en las piedras y rodó algunos metros. Ya pensando que el aparato estaba más que perdido, y, demás está decirlo, fantaseando en el alivio que iba a tener al librarme de él, bajé a buscar los restos del difunto celular. Cuando llegué abajo, EL CELULAR NO SE HABÍA HECHO NI UN RASPÓN y andaba lo más bien.

Estoy convencida que algún tipo de poder tienen los celulares, su misión secreta es cagarnos la tranquilidad.
PD: esto sucedió de verdad

miércoles

No me tilden de nada que no soy

Caminábamos rumbo a una fiesta que prometía. No me acuerdo de qué hablábamos, pero mi pie chocó con el suyo y entonces no importó la conversación, los chistes, por un momento no importó nada. Todo se detuvo. Un instante de silencio en el que se me cortó la respiración.
Ella siguió caminando, yo me detuve detrás.
Me tildaron de exagerada por tomarme el taxi y volverme a casa.

Horas más tarde, el médico diagnosticó una fractura en una de las falanges de un dedo del pie.
Ahora camino renga y tengo una bota de morondanga para no meter el dedo en la playa y doblarlo.

Moraleja: tan exagerada no soy.