miércoles

No me tilden de nada que no soy

Caminábamos rumbo a una fiesta que prometía. No me acuerdo de qué hablábamos, pero mi pie chocó con el suyo y entonces no importó la conversación, los chistes, por un momento no importó nada. Todo se detuvo. Un instante de silencio en el que se me cortó la respiración.
Ella siguió caminando, yo me detuve detrás.
Me tildaron de exagerada por tomarme el taxi y volverme a casa.

Horas más tarde, el médico diagnosticó una fractura en una de las falanges de un dedo del pie.
Ahora camino renga y tengo una bota de morondanga para no meter el dedo en la playa y doblarlo.

Moraleja: tan exagerada no soy.

0 personas ya largaron: