martes

Luz

Se pasó el lunes, el martes, el miércoles, esperando. De repente, una lucecita se prendió entre tanta oscuridad. Ella la siguió y como si tirara de un hilito que no sabe bien de dónde salió, siguió la lucecita. Decidió no superar la apuesta, no redoblarla. Mantenerse al nivel de la lucecita, no girar la perilla que define la intensidad de la luz. Le tiró entonces una luz igual a la que había recibido. El mensaje tardó en responderse. Minutos después, la lucecita se hizo farol y ella se quedó pasmada, mirando el celular, tratando de entender.
No entendió. O sí, pero se negó aquella posibilidad.
Respondió con un farol. Otra vez la misma consigna: no sobrepasarse. Ni más, para que no piense que es una descocada, ni menos, no vaya a creer que no tiene interés.
No recibió nada.
Y horas más tarde, confirmó lo más temido: la lucecita que después se hizo faro, había llegado por equivocación y se apagó tan rápido como apareció. Otra vez oscuridad.
Ese día compró velas, linternas y muchos encendedores.

4 personas ya largaron:

MAÍTA dijo...

metaforeame la vida, mami

jajajajajajjajaja

Maru dijo...

aiiiiiii te quiero caro

Maru dijo...

aiiiiiii te quiero caro

cantobar dijo...

y sí.
si las cosas no se pueden decir de una manera,
se dicen de otra.
no?