miércoles

Vienna en código

Cuando el auto entró en la autopista te miré a los ojos y no supe si asustarme más o creer que nos llevaban, como decían, al aeropuerto.
La diferencia horaria entre Buenos Aires y Vienna no era clara. Vos parecías entenderla, pero cuando me la decías y tratabas de explicarme, no sonaba razonable. Yo no sabía qué pensar.
Teníamos que llegar rápido para no perder el avión y vos habías conocido dos austríacos que hablaban entre ellos de manera incomprensible para nosotras y que tampoco entendían nuestro inglés. Pero más allá de las diferencias lingüísticas, se habían ofrecido a llevarnos.
Vos estabas relajadísima y yo me comía las uñas.


Los austríacos no entendían mi inglés y vos no me escuchabas cuando yo trataba de decirte que nos bajáramos de ese auto.
Era igual que hablarle a alguien que no entiende el código.

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MAÍTA dijo...

uuuuu por favor contale a george por skype, esto es serio, mucho muy.