martes

Ser o no ser porteño

Se despertó con los aplausos y la cara aplastada sobre sus brazos, apoyada en el escritorio. El día había sido largo, cansador y llegadas las ocho de la noche, la conversación sobre la literatura hispanoamericana no logró mantenerla en vigilia. Después de algunos minutos de refregarse los ojos decidió entregarse sin vueltas, sin pensarlo dos veces y cuando Susana la llamó tocándole el hombro, ella no contestó, fingió estar dormida. Segundos después dejó de fingir: dormía plácidamente.
Los aplausos la sobresaltaron. De repente se encontró abrumada por el ruido estridente de las manos chocándose y se levantó de golpe. Nadie la miró, ni el profesor se percató de que había estado durmiendo toda la hora de clase.
Más tarde en el colectivo, con una sensación placentera, se concentró en la charla que tenían un hombre y una mujer detrás de ella. No quiso girar la cabeza y mirarlos (no le gustaba llamar la atención), se dedicó simplemente a escuchar sus voces e imaginar las posibles caras dueñas de las mismas.
No tardó mucho en darse cuenta que no hablaban español y después de ajustar el oído pensó "portugés". Entonces sus pensamientos vagaron hacia otros lados, porque no entendía una palabra de lo que el hombre y la mujer discutían. Cuando se bajaron del colectivo, la muchacha que estaba sentada al lado de ella la miró cómplicemente y le dijo " Y no. Porteños no son".

2 personas ya largaron:

Maru dijo...

siento que alguien usurpó mi identidad

MAÍTA dijo...

ANIMAL! es portugUés, no portugés