lunes

Silencio de a dos

Viniste hacia mí, llegaste y me miraste a los ojos. Preferiste quedarte callado y hacer como si no pudieras hablar.
Dentro de mi cabeza, los pensamientos no paraban de aparecer, uno atrás de otro. Tenía ganas de dejar la mente en blanco y parecía simplemente imposible. Te miraba, y tus ojos me hacían pensar en todo lo que había pasado un momento antes.
Decidí hacer algo al respecto, el silencio en las situaciones de dos es algo que me pone particularmente incomoda. Me ganaste de mano y me sacaste todas las palabras de la boca, fue como una gran telepatía.
Ahí me di cuenta que no podía hacer otra cosa que la que estaba queriendo hacer hace mucho.

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