miércoles

Lo que el viento se llevó

Claro que lo insólito de mi día no terminó en el regalo del negro: todo lo contrario.
Unas horas después volví a salir a la calle.
Por culpa de alguna fuerza que desconozco, la pollerita del vestido que tenía puesto, se me levantó hasta la cabeza en plena esquina porteña. No faltó el "Epa!", ni las miradas cómplices con alguna mujer que pasaba por ahí, ni las risas solitarias de las cuadras que siguieron.

5 personas ya largaron:

La otra parte de mí dijo...

era negro el extranjero?

MAÍTA dijo...

si, debía ser brasilero. supongo yo porque hablaba mínimo español

Anónimo dijo...

re marilyn, pero con mas color y espontaneidad

yo dijo...

yo quiero usar pollera, para que el viento la revolea y deje al descubierto mis lindas bolas.

Unknown dijo...

Las risas solitarias posteriores son hermosas...e inentendibles para el resto. Tal vez por eso sean hermosas.