Golpée tímidamente la ventana del pequeño kiosko. Nadie respondía.
Un momento después, justo cuando estaba a punto de irme a buscar otro sucucho donde saciar mis ganas de comer algo dulce, una cabeza emergió del suelo, de abajo del mostrador.
El hombre tenía el pelo revuelto y un estado muy poco lúcido. Con un poco más de atención me di cuenta: el pobre hombre estaba durmiendo en el piso, con frazada y todo.
"Perdón..." fue lo único que atiné a decir en el momento en que se levantó para atenderme. Y, unos segundos después, un mar de risas cuando traté de contar lo que había sucedido.
viernes
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ay pobre xD
tambien me gustaria dormirme asi y olvidarme por un rato del mundo..!
maldito insomnio..!
JAJAJAJJAJAJA
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